domingo, 15 de diciembre de 2013

COLONIA, CON PERFUME DE MUERTE (1ª entrega)

INTRODUCCIÓN


Es sorprendente y hasta increíble la gran coincidencia de la repetición de los criterios mantenidos durante el decurso de los tiempos.
Es algo común, que las autoridades de los países que deciden invadir o atacar a otros, siempre encuentren una o varias excusas que justifiquen su accionar, de manera de lograr la aprobación popular y también la aceptación de las autoridades legislativas.
Esto se viene haciendo desde muchísimo antes de nuestra Era Cristiana.
Las razones esgrimidas para tener motivos suficientes sobre las grandes invasiones en América, fueron las mismas que sirvieron para los ataques a otros países y/o continentes: África, Asia.
En cada ocasión las fuerzas europeas llevaban la “civilización”, la “cultura”, el “cristianismo” y, en general, aducían sacar de la ignorancia y la barbarie a esos pueblos que seguían viviendo de manera precaria.
Cuando se habla de las grandes colonizaciones, no se refiere a épocas de muchos siglos atrás, sino a actos desarrollados a partir del siglo XVI, aproximadamente.
Los métodos utilizados por esos países para sacar del retraso y lograr que tuvieran una vida que se adaptara
a la cultura europea, región que estaba poblada por la “raza superior”, fueron escandalosamente criminales.

COLONIZACIÓN


Esta novedad de apropiarse de territorios poblados por medio de la violencia, fue llevada a cabo por casi todos los países de Occidente europeo, siendo los principales Gran Bretaña, Francia, Holanda, Bélgica, Portugal y España.
Con el paso del tiempo, se puede observar claramente que los invasores desconocieron los motivos específicos anunciados y se dedicaron al saqueo, al asesinato y al desarrollo del esclavismo en su más alta expresión.
Los europeos que participaron en la colonización, hicieron todo lo posible para que la historia tuviera de ellos una opinión unánime de repudio.
A pesar de ello, aún hoy, en el siglo XXI, cerca de dos millones de personas viven bajo “dominio colonial” en los 16 territorios no autónomos que reconoce Naciones Unidas. Son las máculas de un mapa político cambiante: en 1945, cuando se gestó la ONU, la cifra ascendía a 750 millones de personas, casi la tercera parte de la población mundial. Más de 80 regiones estaban entonces sometidas a la legislación y costumbres de sus “conquistadores”. Desde entonces, el colonialismo ha desaparecido prácticamente del mapa. Pero hay territorios en los que el proceso encalló. Y otros que no han querido modificarlo. 

LA DOCTRINA DE LA MUERTE


Si se realiza una recorrida, aunque sea superficial, del comportamiento del hombre ante la oportunidad de ser dueño y señor de la vida de los pueblos conquistados, podremos darnos una idea del proceso mental que se desarrolla y que, por su similitud, es común en todos los casos. Parece ser que hay un molde o ley no escrita que guía la conducta de los invasores, y que redunda en matanzas horribles e inútiles; sirven solamente para sembrar el terror y de esa manera asegurar la obediencia.
La explotación humana ejercida por los invasores españoles e ingleses en América, es un ejemplo del abuso terrible, ya que se eliminaron enormes cantidades de seres humanos, llevados por las ansias de poder y para obtener las enormes riquezas de sus suelos.
Hay que considerar que en la mente del hombre blanco, los pueblos que colonizaban no estaban habitados por “seres humanos” y eso les permitía eliminarlos sin cargo de conciencia. Luego del mal llamado “descubrimiento” de América en 1492, le llevó al papado más de veinte años determinar que los entes que tenían aspecto de hombres, ERAN SERES HUMANOS.
A pesar de eso, las masacres se llevaron a cabo de manera sistemática y a lo largo de muchísimo tiempo. Tanto es así, que se continúa con la misma tónica en las invasiones de los siglos XIX, XX y XXI, siempre con justificativos muy valederos.

(CONTINUARÁ...)