Resulta que una chica soltera, estudiante
universitaria, vino a Córdoba para radicarse mientras se dedicaba al estudio, y
resulta que después decidió quedarse definitivamente.
Estaban en los trámites necesarios para buscar
alojamiento adecuado, y por fin optaron por comprar un departamento en un piso
11, bastante céntrico.
Como esta chica era algo miedosa, la madre
pensó que sería interesante reforzar la puerta de entrada cambiando la
cerradura y agregando una cerradura adicional, de manera que pudiera dormir con
tranquilidad.
Esta señora buscó un cerrajero de la vecindad,
que se hizo presente para calcular qué clase de elementos serían necesarios.
Fue así que optó por colocar un cerrojo adicional, pero para eso debía llevarse
la cerradura para modificar la clave y, además, preparar la puerta para alojar
la pieza nueva.
Para todo esto, la puerta quedaría sin poder
ser cerrada y eso le preocupó mucho a la madre, que le hizo la observación al
técnico.
Este hombre, que era muy práctico, le contestó
que no habría ningún problema, pues él le pondría un vigilante.
Al escuchar eso, la señora quedó estupefacta,
y le preguntó si él tenía contactos con la policía, y ante la respuesta
negativa, le consultó que como sería que pondría un vigilante.
Ante la insistencia, el cerrajero se dio
cuenta del error de interpretación, ya que el susodicho VIGILANTE, no era un
policía, sino una traba provisoria que lleva ese nombre.
La señora, avergonzada, pidió las disculpas
del caso y después nos hemos reído muchísimo con esta historia.