domingo, 4 de mayo de 2014

EL VIGILANTE

Resulta que una chica soltera, estudiante universitaria, vino a Córdoba para radicarse mientras se dedicaba al estudio, y resulta que después decidió quedarse definitivamente.
Estaban en los trámites necesarios para buscar alojamiento adecuado, y por fin optaron por comprar un departamento en un piso 11, bastante céntrico.
Como esta chica era algo miedosa, la madre pensó que sería interesante reforzar la puerta de entrada cambiando la cerradura y agregando una cerradura adicional, de manera que pudiera dormir con tranquilidad.
Esta señora buscó un cerrajero de la vecindad, que se hizo presente para calcular qué clase de elementos serían necesarios. Fue así que optó por colocar un cerrojo adicional, pero para eso debía llevarse la cerradura para modificar la clave y, además, preparar la puerta para alojar la pieza nueva.
Para todo esto, la puerta quedaría sin poder ser cerrada y eso le preocupó mucho a la madre, que le hizo la observación al técnico.
Este hombre, que era muy práctico, le contestó que no habría ningún problema, pues él le pondría un vigilante.
Al escuchar eso, la señora quedó estupefacta, y le preguntó si él tenía contactos con la policía, y ante la respuesta negativa, le consultó que como sería que pondría un vigilante.
Ante la insistencia, el cerrajero se dio cuenta del error de interpretación, ya que el susodicho VIGILANTE, no era un policía, sino una traba provisoria que lleva ese nombre.
La señora, avergonzada, pidió las disculpas del caso y después nos hemos reído muchísimo con esta historia.


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